¿Sabe usted qué es el virus de hepatitis C? Se trata de un síntoma que causa la inflamación del hígado. Es un miembro de la familia de virus que incluyen hepatitis A y la hepatitis B.
Cada virus se comporta de manera distinta y tienen diferentes modos de transmisión. La hepatitis C puede causar daños graves del hígado, insuficiencia hepática, cáncer de hígado e incluso la muerte.
Reconozca los tipos de hepatitis viral y cómo tratralos.
El virus de hepatitis C
La hepatitis C es una enfermedad transmitida por la sangre. Esto significa que se transmite a través del contacto con sangre infectada. Por lo general, el virus entra en el cuerpo a través de una herida punzante en la piel.
La forma más común de transmitir el virus de hepatitis C es a través de la inyección de drogas. Los profesionales de la salud también corren el riesgo de ser infectados si se pinchan con agujas de una persona infectada.
Otra forma de transmisión es teniendo relaciones sexuales con una persona infectada. Así mismo, por compartir objetos personales (una maquinilla de afeitar o cepillos de dientes) con alguien que tiene el virus. Pero estos casos son raros.
Síntomas de la hepatitis C
Alrededor del 70 % al 80 % de las personas con el virus de hepatitis C no tienen ningún síntoma, especialmente en las primeras etapas.
En estas personas, los síntomas pueden desarrollarse durante años, incluso décadas después, cuando se produce daño hepático.
Otros desarrollan síntomas entre 2 semanas a 6 meses después de la infección. El tiempo medio para el desarrollo de los síntomas es de 6 a 7 semanas después de contraer el virus.
Una persona que tiene la infección de la hepatitis C, pero no está mostrando ningún síntoma todavía puede transmitir el virus a otras personas.
Los síntomas de la hepatitis C pueden incluir:
- Fiebre leve a severa
- Fatiga
- Dolor abdominal
- Pérdida de apetito
- Náusea
- Vómitos
- Dolor en las articulaciones
- Orina oscura
- Heces de color arcilla
- Color amarillento de la piel (ictericia)
Tratamiento para el virus de hepatitis C
El curso del tratamiento depende de si la infección es aguda o crónica, la cepa (genotipo) del virus, la cantidad de virus en el cuerpo (carga viral), el grado de daño en el hígado, la respuesta al tratamiento anterior, y la salud del paciente.
El tratamiento de la hepatitis C es muy individualizado, por lo que es importante estar bajo el cuidado de un médico con experiencia en esta área.
El objetivo del tratamiento es lograr la respuesta virológica sostenida (RVS), que significa que no hay virus detectable en la sangre 6 meses después del tratamiento. Aunque no es una cura, lograr la RVS es la segunda mejor opción. Muchas personas con hepatitis C pueden alcanzar una RVS con el tratamiento.
Algunas personas con hepatitis C avanzada y daño hepático grave se someten a un trasplante de hígado, pero no eso erradica la infección.
Los pacientes con una infección activa en el momento del trasplante desarrollarán la hepatitis C en el hígado nuevo. A veces la infección se repite incluso cuando los pacientes están en tratamiento antiviral.
Los que han alcanzado la RVS tienen un riesgo muy bajo de desarrollo de la infección de hepatitis C en el hígado nuevo.
Alrededor del 15% al 25% de las personas que están infectadas con hepatitis C eliminan el virus por su cuenta. Los científicos todavía están tratando de determinar por qué la hepatitis C desaparece en algunos pacientes, mientras que otros van a desarrollar los síntomas.