Cuando una persona tiene sobrepeso ya se sabe que esto puede traer otra serie de complicaciones o dolencias asociadas. No siempre es así, ni mucho menos, e incluso son patologías que quienes están delgados pueden tener por unos u otros motivos. Otras de las consecuencias de la obesidad en los hombres estaría vinculada con la salud sexual.
La obesidad tiene unas repercusiones físicas, en que se encontrarían determinadas enfermedades como la hipertensión, colesterol además de, otras psicológicas y sociales, que tienen que ver con cómo se ve a la vista de la sociedad.
Una persona con obesidad puede limitar sus actividades en el exterior, hacer que se recluya e incluso derivar en una depresión.
Algunas consecuencias de la obesidad en la salud sexual
El caso de los hombres y como consecuencias de la obesidad está que afecta a la salud sexual, pero con algunas diferencias.
Por un lado el hecho de que, por lo general, su aspecto físico no les llega a condicionar tanto a las mujeres, pero sí tiene repercusiones de otro tipo.
Según diversos estudios los que tienen kilos de más son más proclives a producir menos testosterona. Esto se asocia con la líbido y con la calidad de la erección, llegando a darse casos de disfunción eréctil.
Aquí, nuevamente, entra el juego el factor psicológico. Si han tenido uno o dos ‘gatillazos’ pueden sentirse inseguros ante el sexo, llegando a evitarlo.
Que la obesidad afecte a tu forma de enfrentarte al sexo y a la intimidad con otras personas depende, en gran medida, de la percepción física que tengas del cuerpo y los miedos que eso genere. Si logra superar esto puede tener una vida sexual plena, sin limitaciones de ningún tipo y disfrutándola.
Afecta el autoestima
La obesidad influye seriamente en la vida sexual. Tanto así que puede llegar a limitarla, que evite el sexo para no tener que hacer frente a esos miedos.
A la hora de tener un encuentro con otra persona es muy importante la autoestima, si se siente bien consigo mismo va a disfrutarlo mucho más. Y la obesidad hace mucha mella en esa autoestima.
Tanto que puede llegar a tirarla por los suelos, de tal modo que no quiera desnudarse ante otros por miedo a ser juzgado, por miedo a no ofrecerle lo que cree que busca, por si no puede y por miedo a no pasarla bien.
Eso sin contar la preocupación por si la otra persona podrá soportar su peso o si no tiene la suficiente flexibilidad para practicar unas u otras posturas.